Muchos de los síntomas del ataque de asma se aliviarían si elimináramos tensión en nuestra forma de respirar. El Hospital llamado Johns Hopkins de Baltimore en EEUU realizó un estudio para analizar el proceso de desencadenamiento del ataque de asma y sus resultados sugirieron que la diferencia entre las personas asmáticas y las no asmáticas es la forma de respirar ante la situación de estrés que ataca el sistema respiratorio.
Es decir, que en esta circunstancia, mientras que las personas no asmáticas consiguen respirar con menos contracción de los músculos, las personas asmáticas generan una tensión que acaba bloqueando las vías respiratorias. Así, según el estudio realizado, la única diferencia entre los asmáticos y los que no lo son es la forma de respirar.
En el experimento, los investigadores utilizaron una droga (metachlorine) que contraía los pulmones de las personas no asmáticas, de forma que éstas acababan teniendo las mismas dificultades en respirar que las personas asmáticas. Según palabras del doctor Alkis Tongias: “esta es la reacción esperada si el asma se debe a la falta de relajación muscular causada por esa forma de respirar inadecuada, con tanta tensión innecesaria”.
La cuestión es que, en la mayoría de los casos, no somos muy conscientes de en cómo respiramos. Si tensamos demasiado la nuca o el torso al respirar o si contraemos demasiado las costillas. Tomar consciencia de nuestra respiración y métodos como la Técnica Alexander para reeducar nuestro cuerpo nos pueden ayudar a aliviar la tensión innecesaria de éste y con ello a mejorar también los síntomas de los ataques de asma.